martes, 30 de octubre de 2007

Conferencia sobre el "Màster en innovació i qualitat televisives"

El “Master en innovació i qualitat televisives” fue el objeto de la conferencia del pasado viernes 26 en el Aula Magna de la Facultad de Ciencias de Comunicación de la UAB, promocionado por la misma universidad junto a la UPF, en colaboración con TV3 y con la Obra Social de La Caixa.
La sala se llenó de estudiantes de la facultad y de alumnos del máster (que tuvo su primera experiencia el año pasado), mientras que fotógrafos y cámaras de TV3 se preparaban y ocupaban sus puestos para grabar el evento. Y una vez que todos estaban preparados, L. Ferrer, rector de la UAB, presentó a todos los conferenciantes: F. Escribano, director de Televisió de Catalunya, J.J. Moreso, rector de la UPF, Joan Manuel Treserres, Conseller de Cultura i Comunicació, J. Majo, director de la Corporació Catalana de Radiotelevisió y R.M. Molins, de la Obra Social de La Caixa única mujer de la mesa de conferencia.
Cada uno de los conferenciantes transmitió sus sentimientos de orgullo y de satisfacción de esta primera experiencia del Máster a su manera, y, si bien la mayoría optaron por la brevedad y la síntesis sobre la experiencia, éste no fue el caso de Treserres, que encauzó un discurso que duró prácticamente media hora, lo que equivale a la mitad de la conferencia, que parecía perder para los asistentes algo de la gracia inicial cada minuto que pasaba (lo que no significa que el monólogo que hizo no fuese interesante). El conseller Treserres habló, especialmente, de la calidad en la televisión, que calificó de compleja e impredecible. Además, indicó que la calidad de una cadena dependía en gran medida de la calidad de la gestión, de la programación y de la producción propia entre otras, y remarcó algunos factores para que este ideal de calidad se haga realidad (cadena con personalidad propia, singularidad, independencia editorial respecto al poder político (públicas) o el económico (sector privado), etc.). En definitiva, la televisión de calidad debe ser pluralista y tener una propia cultura que respete la cultura de referencia (incluyendo la lengua), que sea culta sobre todo en los puntos críticos, y que sepa crear su propia agenda y no seguir la de los otros medios. La cultura es, para él, lo único que permite ser libre.
Pese al inspirador discurso, el agotamiento no solo se reflejaba en el alumnado, que desapareció de forma masiva en mitad del discurso del señor Treserres, sino también en el amplio lenguaje paralingüístico que podíamos analizar en sus compañeros, entre los que recuerdo miradas al infinito, hiperactividad, entreteniéndose fácilmente con las cosas que tenían a su alrededor (símbolos que considero parte del aburrimiento) y algún que otro bostezo. Y no es de extrañar, ya que siendo las 13.30 el mediodía, y sabiendo los asistentes (posiblemente pensaran en ello) que después de la conferencia había un gustoso aperitivo abierto a todos, las ganas ya no se podían concentrar en otra cosa.

lunes, 29 de octubre de 2007

Focus Group

El pasado viernes 26 llevamos a cabo nuestra primera colaboración con el proyecto de investigación y acción que desempeña TVE con la UAB. El objeto final del proyecto será la producción de un programa contenedor pensado esencialmente para los jóvenes (para emisión por las tardes).
De este modo, participamos en un Focus Group en el que seis del grupo fueron grabados por cámaras de vídeo (manejadas por dos alumnas, también) y grabadoras mientras contestaban a unas preguntas y debatían sobre sus gustos y opiniones en relación con la televisión; otras cuatro personas (en las que me incluyo) debíamos observar la dinámica que se presentaba en la sala, si había grandes debates, si había uno o varios líderes o que temas suscitaban más interés y daban más conversación entre los jóvenes, por ejemplo. Pienso que este ejercicio, además de servir para la investigación (pues los resultados serán utilizados para el programa contenedor que las dos entidades intentan hacer realidad) debía ayudarnos a reflexionar. Sin embargo, en nuestro grupo no hubo demasiado debate, puesto que en la mayoría de casos la gente se mostraba bastante de acuerdo (en parte o en algunos aspectos), lo que puede resultar bastante útil para la investigación (jóvenes con gustos son bastante homogéneos), aunque menos motivador para nuestra reflexión personal, pues conocer opiniones varias siempre nos abre puertas hacia nuevos conocimientos y opiniones. El ambiente general fue amistoso y divertido, y la participación e interacción entre los participantes fue también bastante positiva, no apareciendo grandes líderes, sino con una participación bastante equitativa (pese a que había algunos más tímidos que otros en este sentido). Aun así, como he dicho, hubiese sido más interesante con más tiempo para debatir (pues estuvimos escasamente una hora y media) y diferentes opiniones dentro del grupo.
Pienso que sería bueno que se hiciese este tipo de investigaciones en todos los proyectos de los medios de comunicación, para intentar hacer programas idóneos para los televidentes y a su vez conseguir un éxito mayor para la empresa que lo llevase a cabo. En relación con esto, recuerdo una cuestión que surgió en el Focus Group: los programas del corazón y la telebasura, o los realities, en general, ¿se emiten porque “lo pide la gente”, o se ven porque lo emiten las cadenas? Aunque fuese cierto que lo pide un porcentaje amplio de la población, ¿tanta es esta cantidad como para que en varias cadenas más de un tercio de los contenidos sean de este tipo? Ya que no pude participar en su momento (aunque a que a menudo me apetecía entrar en la conversación), me gustaría decir que no creo que los culpables absolutos sean los telespectadores, sino que, en general, dependemos demasiado de las cadenas “principales”, la mayoría de las que emiten estos programas. Como dijo una compañera, por mucho que cambiasen los contenidos y se dejasen un poco de lado estos programas, la gente no dejaría de ver televisión; no sería el fin del mundo para los que los veían ni para las cadenas que lo emitían. Pienso que solo hace falta, como hace este proyecto, investigar y buscar una televisión de calidad que satisfaga a su vez a la gente y a la cadena.

jueves, 25 de octubre de 2007

Telecentros para la alfabetización digital

La clase del pasado día 23 estuvo dedicada a la explicación de los proyectos de Telecentros, de nuevo por parte de Laura Rojas, del Gabinete de Comunicación y educación de la UAB, que elabora un estudio para la generación y desarrollo para contenidos de telecentros (centrado en centroamérica). Pero, ¿qué es exactamente un telecentro?
Los telecentros son centros de recepción/acceso o centros de producción/emisión, es decir, centros que imparten una "educación" a la que cualquiera puede acceder, ya sea de forma física o directa (contacto real con las instalaciones, los profesores, etc.) o mediada, a través de las tecnologías. El enfoque de los telecentros es (tal y como lo es de Cibernarium) la alfabetización digital para poder funcionar en una sociedad del conocimiento. Se promueve de nuevo la capacitación digital (uso, acceso y apropiación de las TIC) para contribuir al desarrollo; no solo para una mínima alfabetización digital, sino también para una formación específica (comercio, PYMES, educación, salud, cultura, etc.).
Los telecentros pretenden cualificar a las personas para adquirir nuevas competencias que se presentan como básicas hoy en día y especialmente para el futuro: la semiótica y comunicativa (conocer nuevos sistemas y lenguajes comunicativos), la ideológica (pues para formar parte realmente de tu época debes tener los conocimientos de ésta), o conocer las nuevas capacidades de comunicación social e institucional.
En cuanto a los contenidos de los programas, el lenguaje debe ser fácil para los receptores que tendrá, debe mostrar ejemplos y adaptaciones a la vida real, características visuales y orales que faciliten la comprensión y la grabación en la mente del receptor. Por otra parte, el programa de cada telecentro debe adaptarse a la persona o al contexto en que se encuentra, respetando los principios y los valores de cada sociedad e intentando dirigirse a los sectores más desfavorecidos de cada lugar de acción.
En relación con todo esto, hicimos una dinámica bastante interesante en clase en la que, por grupos, debíamos presentar un proyecto de telecentro. Si bien casi todas las propuestas eran bastante buenas, solo un par se centraban en los jóvenes, mientras que en la mayoría se centraban en la tercera edad, o al menos esto es lo que se daba a entender. Creo que después de esto encontré dos problemas, dos errores de concepción: la primera es que no se plantea demasiado que los adolescentes, que tanto parecen saber sobre ordenadores e Internet, a menudo son altamente incultos en lo que a esta tecnología se refiere, conociendo solamente los programas que están a la moda para ellos (messenger, fotologs, youtube, minijuegos, etc.) y no son conscientes de las dimensiones que puede tener la Red. El segundo es que lo preocupante de verdad no es que la tercera edad no conozca estas tecnologías (pese a que no pretendo quitarle ninguna importancia), sino que no lo haga el sector de población de los 40 a los 60 años (la edad de nuestros padres), pues ellos, sobre todo, son los que en un futuro pueden padecer más el analfabetismo digital en la medida que vaya aumentando la innovación en este campo en la sociedad y ellos no consigan adaptarse. Además, no se debe esperar a que la gente de estas edades llegue a la tercera edad en situación de analfabetismo; en mi opinión, el problema hay que intentar solucionarlo antes de que llegue. Creo que mi punto de vista podría reflejarse bastante bien en el refrán que dice "más vale prevenir que curar".
Como consideración final, pienso que la labor de estos telecentros es importantísima y debería llevarse a cabo por todo el mundo, pues el mundo digital no es solo un futuro, sino un presente, y todos deberíamos tener la responsabilidad y el derecho estar adaptados a él en la medida de lo posible.

Cibernarium, la escuela digital

Laura Rojas, del Gabinete de Comunicación y Educación, hizo una conferencia el pasado viernes 19 en la que nos explicó en qué consiste Cibernarium, así como también otros conceptos relacionados con nuestras sociedades en el entorno digital.
En la actualidad la sociedad ha creado un nuevo tipo de cultura, muy conocido hoy sobre todo por los jóvenes, pero desconocido sin embargo por muchos otros: se trata de la cultura digital, que requiere un conocimiento mínimo de los medios. Es necesario que todos formemos parte de esta cultura para no caer en un nuevo tipo de analfabetismo (el digital), y por ello la iniciativa (enmarcada dentro del proyecto @ris, un programa estratégico de la Comisión Europea para extender los beneficios de la Sociedad de la Información y reducir la brecha digital) ofrece las herramientas necesarias para el conocimiento y la utilización de las Tecnologías de la Información y la Comunicación.
Todo esto es lo que se pretende fomentar con Cibernarium, que ofrece entornos pedagógicos con contenidos y materiales (ordenadores, especialistas, etc.) para la capacitación digital de todo tipo de personas; aquí no existe el límite de edad, ni importa la situación económica ya que es totalmente gratuito.
Además, los cursos se establecen en dos bloques según el conocimiento de la persona en concreto: Inicia’t en Internet, para los que desconocen casi por completo su funcionamiento básico, y Creix amb Internet, para profesionales y gente que, en general, conoce el mundo digital bastante mejor que el otro grupo. Entre estas opciones encontramos desde aprender a utilizar el ordenador y conocer sus partes, hasta cursos de video digital, captura de imágenes, edición y exportación o e-marketing.

Además, Cibernarium, cuya sede más grande se encuentra en Barcelona (donde ya tiene un espacio de 1000 m2), promovida por el Ayuntamiento de Barcelona – Barcelona Activa, está presente en lugares como Bruselas, San Sebastián, Tampere y otros países latinoamericanos.
Para acabar, Cibernarium tiene un convenio de colaboración con el Gabinete de Comunicación y Educación. Por ello, muchos alumnos del Máster Internacional de Comunicación y Educación acceden a prácticas en las que son formados como formadores, no solo aprendiendo, sino también colaborando en el desarrollo de nuevas propuestas.

viernes, 19 de octubre de 2007

La Sexta, un ejemplo de cómo NO se debe educar

A propósito de la educación en la programación televisiva que comentaba ayer, creo que debo mencionar un programa de dibujos animados emitido por dos cadenas en España que refleja todo lo contrario y que no solo no educa, sino que maleduca. Conocida por casi todos los jóvenes, es un programa que hace reír y divertirse (debo confesar que a mi también), pero que tiene varias objeciones importantes que ahora comentaré. Esta serie, como no, es Padre de Familia.
“Alocada, divertida, políticamente incorrecta y con un cierto punto de dulzura, así es Padre de familia. Aparentemente infantil, la serie esconde una versión revolucionaria de la realidad, invirtiendo los papeles entre padres e hijos”. Esta es la definición de la serie que encontramos en La Sexta, canal que la emite además de la FOX. También se comenta, en la definición de los personajes, a Stewie, “bebé de un año que siente un profundo odio hacia su madre, contra la que utiliza armas que él mismo fabrica”. Esta es una pequeñísima muestra, para los que no hayan tenido ocasión de ver la serie, de parte del contenido que en ella aparece.
Pues bien, esta serie se emitía, hasta hace una semana, a las 14:55 del mediodía, y se indicaba en la parrilla de La Sexta que la edad mínima recomendada eran 13 años. Ahora la serie se emite a las 20:55, y, pese a que desconozco los criterios, quizá el canal se haya planteado que el mediodía, cuando millones de niños ven la televisión, no sea buena hora para promocionar gratuitamente la violencia, el sexo (y no con valor positivo) y otros valores negativos. En la serie hemos podido ver capítulos en que la hija de la familia se convierte en stripper (aparece bailando e incluso sus padres dándole dinero) o que el bebé de un año agrede fuertemente al perro, por ejemplo. Es cierto que la serie está enfocada hacia la crítica social, pero eso no justifica el hecho de que su contenido sea tan fuerte para el público más joven, que, recordemos, se encuentra en la época más importante de aprendizaje (como ciudadano, como persona, etc.) y absorbe mucho más la información que ve en televisión. Los niños y los adolescentes (en muchos casos, aunque en menor proporción), son indefensos ante la información que reciben y no están todavía capacitados para distinguir la ironía que se pretende mostrar con los contenidos y entendiendo simplemente lo que ven: cuando con un acto violento se pretende mostrar cómo de brutal puede ser la sociedad americana (siempre exagerando más de la cuenta), este público sólo se queda con el acto, y no con el significado.
Sin embargo ¿de quién es la culpa de que esta serie pueda inculcar este tipo de valores y de ejemplos a los niños? ¿Debemos culpar a los productores de la serie o a la cadena? Que cada uno juzgue como le parezca, pero quien compra la serie (para conseguir más audiencia) y la emite en horario infantil es la cadena, que, pese a haber cambiado el horario de emisión, continúa emitiendo en lo que se puede considerar horario infantil. Por poner una comparación que se adapte a este punto de vista, podríamos decir que el culpable de que un joven de 16 años tome alcohol no es el productor, sino el que, saltándose la ley, se lo vende.
Para hacer una consideración final, debo decir que no estoy en contra de este serie, pues creo que no está mal que los adultos vean series que, mediante el humor, ejerzan una crítica sobre la sociedad, pues son capaces de procesarla de la manera adecuada (o deberían) y entendiendo cada una de sus partes, cosa que, como he dicho, no hacen los menores.
A continuación, un fragmento de los que he comentado anteriormente, donde el bebé agrede a su perro porque éste le debe dinero. Juzgad vosotros mismos.


jueves, 18 de octubre de 2007

FETV Canal 5, la televisión educativa de Panamá

“Promover valores es responsabilidad de todos” es parte del lema que la Fundación para la Educación en televisión (FETV), única televisión cultural y educativa en Panamá, utiliza. Su director, Fray Manuel Santiago Blanquer, fraile dominico valenciano, catedrático y experimentado en radio y televisión vino a explicarnos el pasado día 16 de octubre la creación de esta televisión, que lleva emitiendo desde 1992.
El pueblo panameño, después de dictaduras y grandes represiones, necesitaba encontrar de nuevo la ilusión, empezar en una nueva sociedad con buenos valores. Y esta es precisamente la misión de FETV, educar promoviendo valores sociales (valores de las Sagradas Escrituras, según él), dejando que cada uno forme su propia opinión y su pensamiento crítico a través de una producción de calidad. Como ejemplo, Fray Manuel explicó que sus informativos no tienen como objetivo pensar POR o PARA el televidente, sino CON él, y por otra parte emiten dibujos educativos que no fomenten la violencia y otros valores negativos.
Pese a ser una televisión creada y dirigida por religiosos, Fray Manuel asegura que no es utilizada para estos fines, y afirmó que es una fundación sin ánimo de lucro que “no es del Estado, de la Iglesia ni de nadie”, es decir, que no está financiada por ninguna de estas instituciones (para mantener el espíritu de libertad e independencia). Además, comentó también que la Iglesia no ha sabido “hablar televisión”, es decir, que no ha sabido adaptarse a ella, habiendo creado hasta el momento solo programas donde “se mete la Iglesia en la pantalla” a través de la Eucaristía, etc.
Después de todo esto, no puede ponerse en duda la buena labor que FETV está llevando a cabo en la sociedad panameña, pues vela siempre por una televisión educativa y de calidad como muy pocas lo hacen hoy en día.
¿No deberíamos pensar en que es este el modelo de televisión bueno y no el tipo de televisión que proponen todas las cadenas?
Solo debemos pensar en los programas de televisión que nosotros mismos vemos, en los informativos que escuchamos todos los días o en los dibujos animados que ven nuestros hermanos, hijos o sobrinos para darnos cuenta de la diferencia.
Considero que puede haber ciertas cadenas de televisión educativas en España y en Cataluña, pero es una parte mínima de la realidad televisiva. De este modo, creo que el problema está en la concepción de la televisión en la sociedad, que ha cambiado con el tiempo; todos sabemos que la mayoría de los contenidos televisivos, incluso los informativos, se han convertido con los años en un entretenimiento. Si todos fuésemos más conscientes de ello, poco a poco, se podría remendar esta desviación de lo que debería significar la televisión: un medio de educación ciudadana (en todos los sentidos), y no “el rincón de las chafarderas de barrio” que son, por ejemplo, los programas del corazón.
En mi opinión, empieza a llegar el momento en que entre todos debemos ayudar a RECICLAR LA TELEVISIÓN; y quiero realzar el significado de reciclar, que, según la RAE es: “someter un material usado a un proceso para que se pueda volver a utilizar”.

domingo, 14 de octubre de 2007

Comunicación, cooperación y educación

Luis Bruzón, licenciado en periodismo en la Universidad Complutense de Madrid y experto en el ámbito de la comunicación y la cooperación, ofreció una interesante charla el pasado martes 9 de octubre en nuestra clase. La intención era darnos a conocer qué es la COOPERACIÓN y el papel de los colaboradores en las labores de ayuda. Tal y como dijo, cooperar es “intervenir en un área geográfica y mejorar las situaciones desfavorables”, y no simplemente dando recursos, sino dando “capacidades para que la gente organice y gestione su propio desarrollo”. Entre estas capacidades reside una de gran valor para cualquier sociedad: la comunicación.

El periodista nos explicó la situación en que se encuentran aquellos países en vías de desarrollo, especialmente en el que él vive y coopera actualmente: Guatemala, un país recién salido de una guerra que duró 36 años (de 1960 a 1996), con muchas tensiones que lo llevan a estar en una situación de incertidumbre y en continuo peligro de golpe de estado. Bruzón nos habló de que, gracias en gran parte a la cooperación de diversos países y entidades, Guatemala firmó en 1996 los Acuerdos de Paz con la intención de reestructurar Guatemala basándose en la idea de una sociedad multicultural con los mismos derechos para todos. Bajo mi punto de vista, la importancia no reside meramente en el documento, sino en la intención de poner esta teoría en práctica. Del mismo modo, actualmente existe un proyecto de cooperación internacional y europea que insiste en la reforma de la justicia, la descentralización del poder en la capital, la participación ciudadana y la lucha contra la exclusión de las mujeres.

En un país con grandes diferencias económicas, sociales y culturales (existen 25 culturas, agrupadas en cuatro grupos culturales) y con la situación antes descrita, reside la necesidad y la importancia de la comunicación. La garantía de la estabilidad debe ser la comprensión, lo que precisa necesariamente una buena COMUNICACIÓN. Aun así, no debe confundirse la comunicación con la información (también necesaria), pues ésta última, generalmente, no da pie a una respuesta, mientras que la comunicación precisa un DIALOGO, que se producirá cuando se dejen de lado los miedos a expresarse, a hablar y opinar libremente sobre cualquier cuestión (en lo que se trabaja desde hace años).

En mi opinión, y pese a que no lo dijese explícitamente en su charla, a partir de aquí Luis Bruzón quería que nos diésemos cuenta por nosotros mismos de que aquí comenzaba quizá una de las más importantes labores de cooperación: la de educar, EDUCAR en términos sociales. La educación sobre la comunicación, el saber escuchar y el aprender a dialogar es el más importante aprendizaje que una persona, comunidad o país pueda recibir, pues éste se reflejará en su vida social, es una gran herramienta para cambiar su realidad.

Mi pregunta o reflexión sobre esto es: ¿cuántos de los alumnos habíamos pensado antes en educación en estos términos? Yo, por lo menos, al escoger la asignatura, la planteaba básicamente como la relación entre la comunicación y el aprendizaje de los niños y jóvenes, sin darme cuenta de que la estaba limitando profundamente, sin entender que había reducido el significado de la palabra a una ínfima parte de lo que es. No lo había planteado, hasta el momento, como la educación de toda una sociedad. Es sorprendente cómo una sola clase, una charla o incluso escribir esto para mi blog me ha hecho plantearme que el mundo es mucho más grande de lo que apreciamos, tiene muchos más problemas de los que creemos y que cada uno de ellos merece nuestra atención.
Además, ya que he aprendido que se puede “educar” en muchos sentidos, creo que debo hacer una crítica a toda la sociedad occidental (en la que me incluyo).
¿Dónde se encuentra el desarrollo si no somos capaces de mirar más allá de nosotros mismos? En este sentido, necesitamos educarnos. Así como en Guatemala se necesita educar en lo referido a la comunicación, en nuestra sociedad se precisa una educación que yo denominaría “educación para la cooperación”, una educación de tipo humanitaria; nuestra sociedad necesita aprender a dejar el egoísmo a un lado y ayudar, debemos aprender a poner en práctica aquello a lo que llamamos justicia. Espero que, cualquiera que lea esto, reflexione sobre esta cuestión: ¿necesita nuestra sociedad una educación de tipo humanitaria?

Sea como sea, deberíamos dar las gracias a todos los cooperantes que velan por conseguir un mundo más justo e igualitario para todos.